Nuestro impulso por el bienestar es universal. Nuestro acceso al bienestar no lo es.
Los sistemas estadounidenses son fundamentalmente injustos. El racismo, el sexismo, la homofobia y otras opresiones están arraigados. Esto es estructural: va más allá de las personas que trabajan en estos sistemas. Estas estructuras reflejan las narrativas y actitudes públicas: las personas atrapadas en los sistemas son las que necesitan cambiar.
Tenemos que enfocar el cambio donde pertenece: en los sistemas mismos. Pero volver a imaginar cada sistema individualmente (bienestar infantil, vivienda, tribunales, finanzas, atención médica, educación y más) pierde la oportunidad de crear un camino a seguir mucho más justo, impactante y esperanzador. Tenemos que empezar con las personas y las comunidades, centrándonos en lo que cada persona necesita para prosperar.
Aquí hay seis formas de hacerlo:
- Principio 1: Comience con lo que le importa a las personas: el bienestar
- Principio 2: Luchar contra los daños en las comunidades que ya enfrentan la mayor adversidad
- Principio 3: Aprovechar las conexiones sociales y el capital social
- Principio 4: Construir seguridad financiera
- Principio 5: límites de extensión
- Principio 6: Sostener la transformación más allá de la pandemia